Andrónico es la primera adaptación de Shakespeare que trabajé con Sixto Castro Santillán. Él estaba estudiando la Maestría en dirección en la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) y yo era becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM). Fue el montaje con el que se graduó y el primero donde yo pude escribir acompañando el proceso creativo, gracias a que el maestro Martín Acosta le recomendó a Sixto mi trabajo.
A partir del texto original, Sixto iba desarrollando exploraciones escénicas con actores, mismas que me presentaba para escribir la dramaturgia a la par de la indagación. Fue una forma de trabajo que nos unió. Generamos un buen equipo que continúa hasta el día de hoy, junto con Natalia Sedano, diseñadora del concepto escénico. Ella siempre hace maravillas en los montajes donde participa.
Tuvimos dos temporadas en el Teatro El Milagro y una en la ENAT. También contamos con el apoyo del Encuentro de las Artes del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), que es una plataforma nacional para propiciar el intercambio de proyectos culturales de manera nacional e internacional.
Tito Andrónico es la primer tragedia que Shakespeare escribió, así como la más sangrienta (eso se conservó en la puesta en escena). En mi propuesta, quienes llevan toda la historia son mujeres que perdieron a sus hijos, padres y esposos en la guerra. El pueblo mismo (el que quedó después de la guerra) cuenta su propia tragedia. Las únicas voces que dejan de ser colectivas y se individualizan son las de los personajes femeninos: Lavinia, hija de Tito Andrónico y Tamora, reina de los Godos. Sin embargo, el director decidió que sólo fueran actores masculinos quienes dieran vida a esas voces corales para subrayar la misoginia de nuestra sociedad.
Esos maravillosos actores fueron Óscar Serrano Cotán (quien, además, fue el director de actores y el coreógrafo dentro del proyecto), Isaí Flores, Cut López, Gonzalo Guzmán, Alan Uribe, Ramón Valera y Sergio Jaramillo.
Ulises Galván fue el asistente de dirección y la multimedia estuvo a cargo de José David Gutiérrez Victoria, alias “José Prezioso Peligro”.
Trabajar con alguien que estaba en la maestría también fue muy enriquecedor, porque no sólo asistí a las exploraciones con actores, sino que participé de algunas clases en las que tanto maestros como alumnos, daban sus opiniones sobre el trabajo que veían. Además, estuvo tomando un taller de adaptación con la maestra Silvia Peláez en la Fundación para las Letras Mexicanas, donde fui becaria, por lo que fueron de gran utilidad las herramientas aprendidas con ella.
Este montaje marcó el inicio de un equipo de trabajo maravilloso, así como de una amistad entrañable entre todos.
El texto aún no está disponible porque me gustaría publicarlo primero, pero en mi portafolio pueden encontrar fotos del montaje, así como el video completo de la puesta en escena.